lunes, 5 de diciembre de 2016

Invierno





(Hay un escrito que enumera las virtudes que trae consigo un invierno y esta vez hago una lista yo, distinta en el contexto del autor anterior, por el simple hecho de no contar con tanta compañía como él. Este texto fue redactado a inicios de otro invierno y no del actual.)



Lo que me gusta del invierno es cierto ambiente; una bruma de aceptación de un poético fin del ciclo existencial, una calma incontenible de los días opacos.


Me gustan las casas decoradas con luces, me gusta la gente que intenta alegrar incluso una obra gris con lo que tiene a la mano, así sean dos series de foquitos minúsculos de colores diferentes, que se encienden a destiempo.


Me gusta la mayoría de las reuniones que se organizan en torno a dicho fin, el café, el chocolate, el té de casi cualquier hierba, todos los carbohidratos fritos (panes, churros, buñuelos, empanadas y hojarascas) que la falta de sol nos permite consumir. Me gusta que las malas fechas terminen antes, cuando oscurece más temprano.


Me gusta que las películas de terror se ambienten casi siempre en esta época del año, me gusta que el invierno en este hemisferio haya elegido diciembre. Me gusta usar la ropa cálida y las duchas calientes, que dicen por ahí que ayudan a las personas solitarias a sustituir el calor humano.


Del invierno me gusta dormir a cualquier hora, las vacaciones y comer. Me gusta estar esperando que termine, para apreciar el verano, y soportar el verano para apreciar el invierno.


Me desagrada, en cambio, que el invierno también se sufra, que haya quién no pueda amarlo como todos los demás. Me desagrada el hecho de que acentúe los malos sentimientos, las tristezas, la soledad, la adicción a la nostalgia y que en las calles no se vean a los niños jugando como antes, la impresión de pueblo fantasma que deja a su paso.



El invierno, como todo, termina a su buena hora. La ambivalencia de la temporada tiene comienzo y fin, para no ahogar a los mortales, para hacerlos valorar ambas caras de la moneda, para seguir empujándolos a sobrellevar la aventura de estar vivos. 

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