miércoles, 22 de febrero de 2017

Recopilación impúdica

Gracias al que, frustrado por no ser bien correspondido, alguna vez me dijo: ‘¿sabes qué, Gabriela? ¡Chingas a tu madre!’ Y a la que más tarde, decepcionada de mí (y con razón) sentenció: ‘Ten tantita madre y no me vuelvas a hablar.


Gracias a ese conquistador colmilludo que alguna vez me dijo: ‘a esta gatita le puse ‘Gabriela’, porque está negrita y es un desmadre’. También al que antes mencionó sorprendido: ‘eres bien exótica, güey, de a madre’.


Gracias a la que me consoló cuando me vio el corazón roto con: ‘la vergüenza al final vale madre’. Gracias al que me pidió que hiciera que mi vida se tratara nada más de ‘echarle chingazos’.


Gracias a quien me disparó hace tiempo diciendo: ‘bueno, nunca creí que fueras tan cabrona’, cuando le pedí que nos tuviéramos confianza.


Gracias a la que me enseñó a aceptar cualquier realidad cuando aceptó la suya. ‘¿Qué es lo peor que pueden decir de mí? ¿Qué soy lesbiana? ¡Como si aquí no hubiera más de esas!’


Gracias por los espontáneos ‘sí, güey’, ‘no, güey’, ‘ya, güey’.  


Gracias a todos por darme tantas emociones acompañadas de semejantes palabras, por tener así de presente la figura de mi progenitora, por hacerme reír hasta hoy con su despreocupación verbal.


Gracias por hacer de mí una persona que ya ni se molesta. Gracias por sentirse con el poder y la confianza en la medida justa para demostrarme el valor de lo que anuncian sus voces.


Me gustaría ser como ustedes. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog