domingo, 20 de noviembre de 2016

Mala fama

No me trajo a 
ti mi mala fama, 
ni mi temerosa 
consciencia. 


No me guiaron a ti mis huecos 
existenciales y ni siquiera 
la misma soledad del otoño


Fuimos resultado
accidental de la intersección 
interesada prevista 
en silencio


Estamos uno 
frente al otro, ofreciendo la mitad, 
un trato incompleto.
Esto 
Todo y nada


¿Cómo voy a negarme 
de manera rotunda 
a concebir un espacio de vida 
tomado de tus manos? 


¿Cómo se espera 
que no vea la perfección 
implícita en todo 
lo que eres? 


¿Cómo seguir en 
este camino de derrumbes, 
y saber que no estarás 
al final de mis derrotas, 
tendiéndome los brazos 
en mi última sonrisa?




Porque no hay nada, 
desgraciadamente, 
que nos cubra la boca 
al momento de armar a los verdugos 
con la señal de la hoz, 
diciéndoles 
un fatídico “te amo”.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog