viernes, 16 de marzo de 2018

Obituario


Por el amor que le tenía a ir al súper contigo, por la tranquilidad de verte dormido en la sala.

Por las ganas adolescentes de verte regresar del trabajo, por querer aprender de ti.

Por tenerte siempre al otro lado de la cama. O casi siempre.

Por tu voz, por tus ojos, por tu luz en mis pasillos.

Por nuestras hijas, por nuestros días juntos, por lo que siento de abrazarte otra vez.

Por tus cumpleaños, por los aniversarios que no pudimos celebrar porque nos olvidamos de la fecha.

Por el café, por las preguntas, por los besos, por las risas, por las horas frente a la TV y entre tus brazos.

Por entrar por la ventana, por andar en bicicleta, por el verano, por las 2 de la mañana, por diciembre.

Por la segunda parte, por la tercera, por la inexistente.

Por las vacaciones en la playa que no llegaron, por lo que me permitiste ver, por todas las lágrimas.

Por el beso de Judas, por todos los nombres, por los rastros, por las traiciones que no se quitan de la espalda.


Por tu vida y mi vida.

Gracias. Perdóname. Te perdono. Te amo.


 

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