miércoles, 25 de agosto de 2021

Repetición

Te traté exactamente como no debía. Ni siquiera sé por qué. Quería sentirme más arriba, como si no pudieras alcanzarme en un concurso esnob.


Cuando nos conocimos yo perseguía desesperadamente actos de atención, por nada y porque sí. Lo que inevitablemente me llevó a un salto al vacío que duró varios años.

Para entonces tú ya te habías rendido: decidiste darme gusto y jugar a que éramos capaces de llevarnos bien.

No recuerdo qué-de-todo lo que pasaba me había convertido en una sombra, en un pastel amargo, con la enorme disposición de herir a quien me diera cabida.

Pudimos haber sido amigos, la primera, la segunda, la tercera vez que me lo preguntaste. Era un millón de veces mejor seguirte a ti que hacerme creer que estaba bien en otro lado.

Fui un mancebo cuando buscabas algo más en mí. Peor aún: no llegué a “persona”. Tenías razón. Yo tampoco me amaba. Bueno, creo que solo tú, a pesar de los pesares.

Y como siempre, voy muy tarde a disculparme contigo, justamente cuando no puedo ya ni despedirte. Porque en esto también tenías razón. Y te traté exactamente como no debía.





No hay comentarios:

Publicar un comentario