martes, 28 de febrero de 2017

El inconsciente no tiene azares, dijo el enano

Trato de evitarlo 
Pongo toda la distancia 
que me es posible entre 
una renovación y otra, 
hasta que seguir 
caminando en mis zapatos 
parece penitencia medieval. 


No visito muchos lugares 
En el primero o en el 
segundo sitio encuentro 
algo sencillo y barato, 
que tenga un poquito de personalidad, 
sin embargo. 


Mis posibilidades son limitadas 
A veces, lo que más 
me gusta está en el género 
contrario, 
del otro lado del piso. 


Tengo que aceptar 
que siempre estoy 
llena de esperanza cuando pido 
en  un inicio un 25. 


La mayor parte de mí 
sabe que eso no funciona. 
Hace tiempo que 
dejó de existir la 
excusa de 'a veces 
vienen reducidos'. 


Incluso, en ciertas tiendas 
existen los 'números y medios' 
o 'medios números' y 
también los solicito. 
Porque, claro, 
igualmente me gusta 
postergar la pena 
de aceptar 
que necesito un 26.


Y entre más grandes 
pido los zapatos, 
más encojo yo 
en el asiento 
acojinado, en frente 
del espejo, con algunas 
miradas curiosas al rededor. 


Así son las cosas,
desproporcionadas,
y surrealistas
y ridículas.


A mí me tocaron pies de yeti
Pudo haber sido peor
Pude haber tenido en  cambio
un ego gigante.






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