martes, 27 de junio de 2017

Hoy estoy teniendo miedo de no estar contigo. Y todo es por no aceptar que estás afuera, que no somos de nadie, por interpretar lo que hacemos como bueno o malo, por sentir que es más importante tener, que amar. 

Temo por compartirte (contra mi voluntad), por no saber qué haces, por no verte despierto, por no saber qué piensas o qué dices, o para quién estás aquí. 

Y no tiene sentido. Sentirse así significa ceder la paz individual, no aceptar que todo cambia. Y si tu amor, tu apego o tu atención cambiaran de lugar, yo debería aceptar que no fue por mi culpa, sino por tu decisión. 

La verdad es que (a veces, un poquito) también quisiera verte sufrir por mí. 




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