jueves, 8 de noviembre de 2018

Diana

Estaba cantando en el trabajo, uno de tantos boleros que me salen de los labios sin esfuerzo.

Al lado, Diana veía algo, hacia adentro o hacia afuera de sí, con una mano sobre la que apoyaba la cara, con sus largos y lacios cabellos como marco.

Confío en que fue una de esas rarísimas ocasiones en que un ser humano comparte un hilo al pecho de alguien más.

Llegó la línea de "¿pero cómo le explico a mi corazón, mi vergüenza de verte con otro amor, que te dio lo que no te diera yo?" y unos segundos después se quejó.

No supe si lloró por mí, por ella o por las dos.

Lo que consiguió fue que me sintiera al menos un poquito menos sola.

Entendía y de mí no salió una sola palabra.

Necesito más.


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