jueves, 20 de febrero de 2020

Uno, dos y tres

En el juego de dos, siempre hay un tres que jode.
Que a mí me jode.
Que viene o se queda,
que recuerda
que nunca faltará espacio para
alguien mejor.

En el juego de dos
lo que se espera es que
uno pierda.
Que sólo se pierda.

Que ponga al final su mejor
cara de imbécil.
Que se deje llamar
de vez en cuando,
si es que el remordimiento asalta.

El que se libera avanza.
Y avanza solo.
Porque entiende cuándo es un juego
y cuándo se antoja que
se convierta en congregación.

En el juego de dos a algunos no basta
con mirar las cartas, ni alzarlas, ni romperlas.
Porque saben
que no está permitido ser mamón y pendejo
en la misma ronda.


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