lunes, 25 de febrero de 2019

X

A veces, cuando quiero besarte, te muerdo.
Si busco tenerte, me encierro. Si digo esperarte, me voy.

A veces creo ser frágil y luego me convierto en un muro.
Y si pienso en irme, te tomo la mano.

Cuando la soledad me llama, te invito a quedarte.
Si sale el sol, deseo dormir contigo.

Cada vez que me propongo dejar de insistir, te agobio.
Porque a veces, cuando prefiero odiarte, te quiero.






domingo, 10 de febrero de 2019

Pensar mal






No me hagas traer a la mente asuntos que odio. Puntos pendientes en el tablero de avisos, notas en la pizarra de la vida diaria, amenazas a mí misma, castigos que he cumplido, penitencias que he esquivado. 


No me hagas despreciarte, evita provocarme náuseas con tu silencio, con tu extraña costumbre de llegar a los extremos, entre no mirarme y el acoso, entre ignorarme y perseguirme, entre tenerme y alejarme...dices que es para evitarnos problemas y luego crees que el problema es conmigo, que la molestia es mía, que el rechazo es para ti. No me hagas sentir tanto mal, tanta angustia, tanto despecho.


Cada vez parece más lejana la posibilidad de sentir que te tengo, que todo está bien. Cada vez se aplaza más el día, y se vuelve lapsos  que no logro comprender, momentos de lucidez que me hacen falta, que me permitan ver que hay algo estable, que hay algo entre los dos, que puede existir al menos, que no estoy pidiendo más de lo que puedes darme, más de lo que puedo tener, que ni siquiera hace falta que pida.


No me hagas arder en celos, ¿celos de quién, celos de cuándo? Celos hasta de quien te mal-escribe, de quien te mal-conversa, de quien te mal-saluda, celos  de cualquiera que pueda tener tu atención libremente, sin las preocupaciones que te abordan tratándose de mí. 


No me hagas creer que has obtenido de mí cuanto pudiste, cuando te di, cuanto pude ofrecerte, a mi complicado modo, a mi difícil ver; no quieras que lo vea todo en frío, como se supone que lo hago siempre, como me gustaría hacerlo.


Si ya te he pedido que no me dejes, en cuando idioma me fue posible, si ya aprendí a dejarte ser libre para no agobiarte, para no enjaularte, para no hacer que te canses. Muéstrame ahora, que te necesito, alguna señal de presencia, de condescendencia, de aprobación, de incondición, de apoyo que resta. Enséñame a maldecirme por equivocarme contigo, por ser tan insegura. 


Sabes bien que esto es para ti, que la paranoia me ha invadido, me ha cortado, me ha escupido y aventado a un agujero sin fondo, sin luz, sin ti. Sabes lo que estoy pensando, siempre lo sabes y siempre me convences de lo contrario. 


Estás seguro de mis indecisiones, de mis fallas, de mi falta de sueños, de mis sueños contigo. Me conoces y me sigues probando. Sigues viendo hasta dónde lo soporto, hasta cuándo me quejo como animal herido que lucha corriendo delante del verdugo. 


No me dejes sola. No me hagas perder hasta la última gota de la  dignidad que he rescatado. No me hagas pedírtelo de nuevo, no me dejes de rodillas, a tus pies, pidiendo una sola caricia de tus manos sobre mi frente. 


No me dejes esperando una respuesta...no me hagas pensar que ya no me quieres, que nunca me has querido. 


Quítame los pensamientos, haz que en mis recuerdos sólo existas tú. 

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